qué esperas
para perderte en los bares.
por qué no
sales ahora mismo
ahora que
nada te detiene ni te ata,
ahora que
has logrado romper la rutina.
que no
tienes que dar explicaciones a nadie
y que
puedes perderte en la noche
y despertar
en alguna habitación del sur
con alguna
mujer de tatuaje en la pelvis
o solo y
tirado en la playa bajo un sol
imperdonable,
quemándote los ojos.
qué te
detiene a permanecer aquí,
en esta
casa, con este animal nocturno
atorado en
el pecho y en la verga,
en este
sábado a medianoche,
por qué no
te sumerges en tu absoluta
libertad de
muchacho perdido y sin arma,
porque cómo
diablos es que te han
desarmado,
quién y cómo ha logrado
tal hazaña,
cabrón? qué pensarían de ti
aquellas
mujeres a quienes hablaste
de viajes
infinitos y océanos salvajes
y dragones
y hechiceras en mitad
de una
borrachera ardiente e infinita.
qué
pensarían quienes han escuchado
tus
historias irreales y eso de que
todos los
compromisos y la única fidelidad
es la que
te debes a ti mismo. pedazo
de cabrón,
dime ahora, qué mierda
te detiene?
qué tratas de salvar con esa jeta
de
caricatura, con esa jeta de calcetín viejo
y perdido
en algún armario enmohecido
con los
sueños del llanero solitario.
farsante,
hipócrita y cobarde son tan solo
algunos
sustantivos que le dan luz a tus ojos.
pero ella,
pedacito de cabrón, no tiene la culpa
de tus
aspiraciones ni perturbaciones,
lo
entiendes? y de nada te sirve pensar
en qué
momento, realmente,
todo se fue
a la mierda. qué más da, si todo
ya se ha
ido y nada vuelve.
así que
déjate de estupideces y pon atención:
lárgate al
próximo bar y déjala en paz,
que duerma
tranquila. que sea feliz.
y tú
lárgate con tus oscuridades y locuras.
vete a
bailar tango o cumbia, a beber un trago
en
cualquier barra que encuentres abierta.
deja que la
luz de la noche te absorba
y te
ofrezca, ardiente, el cuerpo de una mujer
a la que
sólo le importe coger contigo hasta el amanecer.