sábado, 7 de julio de 2012

blues solitario de un sábado a medianoche

qué esperas para perderte en los bares.
por qué no sales ahora mismo
ahora que nada te detiene ni te ata,
ahora que has logrado romper la rutina.
que no tienes que dar explicaciones a nadie
y que puedes perderte en la noche
y despertar en alguna habitación del sur
con alguna mujer de tatuaje en la pelvis
o solo y tirado en la playa bajo un sol
imperdonable, quemándote los ojos.
qué te detiene a permanecer aquí,
en esta casa, con este animal nocturno
atorado en el pecho y en la verga,
en este sábado a medianoche,
por qué no te sumerges en tu absoluta
libertad de muchacho perdido y sin arma,
porque cómo diablos es que te han
desarmado, quién y cómo ha logrado
tal hazaña, cabrón? qué pensarían de ti
aquellas mujeres a quienes hablaste
de viajes infinitos y océanos salvajes
y dragones y hechiceras en mitad
de una borrachera ardiente e infinita.
qué pensarían quienes han escuchado
tus historias irreales y eso de que
todos los compromisos y la única fidelidad
es la que te debes a ti mismo. pedazo
de cabrón, dime ahora, qué mierda
te detiene? qué tratas de salvar con esa jeta
de caricatura, con esa jeta de calcetín viejo
y perdido en algún armario enmohecido
con los sueños del llanero solitario.
farsante, hipócrita y cobarde son tan solo
algunos sustantivos que le dan luz a tus ojos.
pero ella, pedacito de cabrón, no tiene la culpa
de tus aspiraciones ni perturbaciones,
lo entiendes? y de nada te sirve pensar
en qué momento, realmente,
todo se fue a la mierda. qué más da, si todo
ya se ha ido y nada vuelve.
así que déjate de estupideces y pon atención:
lárgate al próximo bar y déjala en paz,
que duerma tranquila. que sea feliz.
y tú lárgate con tus oscuridades y locuras.
vete a bailar tango o cumbia, a beber un trago
en cualquier barra que encuentres abierta.
deja que la luz de la noche te absorba
y te ofrezca, ardiente, el cuerpo de una mujer
a la que sólo le importe coger contigo hasta el amanecer.