lunes, 24 de octubre de 2011

las flores son también vaginas húmedas

quedarte en tu fatiga sentada bien podrías,
mandar todo a la mierda
definitivamente y para siempre.
qué sentido, Sofía, tiene despertar cada
mañana en punto de las cinco y media.
lavarte, preparar el desayuno, tomar café
mirar por la ventana el nuevo día.
salir y confundirte con la plebe.
pensándolo de cerca nada tiene sentido.
¿y qué si lo tuviera? tu belleza es efímera
y el sol seguirá en pie y así andará
durante mucho tiempo. crecerán nuevos bosques.
aves extraterrestres invadirán la tierra.
entonces no podrás oír la canción del río y,
tu belleza, tirada a la basura, Sofía,
tampoco habrá servido para nada.
no pierdas más el tiempo ni injuries tu destino.
en el jardín los lirios han vuelto a florecer.

sábado, 22 de octubre de 2011

perros escatológicos


revolquémonos en nuestra mierda.
revolquémonos en nuestro lodo.
no tengas miedo.
intercambiemos fluidos y secreciones
sin pudor y sin reparo. amor mío.
quiero lamerte el culo como a una diosa.
quiero lamerte el culo como a una esclava.
los perfumes son flores de un jardín
que se evapora.
somos mamíferos conscientes del juego
y el placer.
intercambiemos descomposición.
deja a los demás vivir su eterna lucha
por encontrar la luz y sus caminos
deja que se larguen de la oscuridad.
nosotros, como perros,
renunciemos bebamos forniquemos,
mientras nos sea dado respirar.
al final, amor mío,
la luz, la oscuridad, lo intrascendente:
ninguna diferencia en las cenizas.

jueves, 20 de octubre de 2011

cuando te alejas por la carretera


todos, bróder, hemos tenido un amigo
que se ha quedado sin trabajo
o sin oportunidades.
un amigo que, tarde o temprano,
decide mandarnos al carajo
y deja de marcar nuestro número
o contestarnos; renuncia a nosotros.
todos hemos conocido, no sin dolor,
eso: un amigo que se pierde para siempre,
en su descapotable, a través de un amanecer
infinito, por la carretera. todos, bróder,
no somos ese amigo alguna vez.

lunes, 17 de octubre de 2011

río de aguas negras


al final de la calle
las coladeras rebosantes
siguen vomitando
aguas negras.
el río que han formado
es de algún modo
otro dios
que se abre paso
a través de un ritmo
misterioso.
mientras los perros callejeros
husmean,
los niños ponen
barquitos de papel.
y ese dios efímero resplandece
con su espalda podrida
a las tres treintaitrés
de la tarde.

viajamos entre estrellas


sentado en la azotea
entre antenas, tinacos
y varillas proféticas:
contemplo el horizonte.

vienen o van, las nubes
atraviesan la noche y
viajan a un mismo ritmo:
parecen familiares
hermanas que se cuentan
secretos de odio y amor:
silenciosas plegarias.

para nada me escuchan.
no me hacen caso. nada.
si estoy, qué les importa.
sentado en la azotea
las completo en silencio.

hay nubes que son pájaros
pensamientos efímeros
que te ofrecen los dioses
melancólico barro
sombra austral para siempre.
lenguaje de la noche
y brisa en la ventana
del otoño incendiado.

unidos por el rayo
vamos en la galaxia,
vagando a la deriva.

contemplo el universo
sus palabras ocultas
completamente negras
como mi corazón.
espero la señal
aunque no haya sentido.
sueño el sueño del viento.

miércoles, 12 de octubre de 2011

la mujer de las ensaladas

ni siquiera te conocía.
lo más
que crucé contigo
fueron unas cuántas
palabras triviales
sobre diferentes
tipos
de ensaladas,
las que vendías
en tu tienda,
los jugos naturales
y energéticos
y las promociones
y los precios.
con servicio a domicilio.
cosas que te pregunté
con el único pretexto
de acercarme a ti
para contemplarte.
tu belleza
de la que hablaba
todos los días
mi compa.
ni siquiera te conocí
pero indiscutiblemente
eras hermosa
como ciertos reinos
que nos ignoran.
y mi compa y yo
fantaseamos posibilidades,
trazamos mapas
territorios descarados
para convencerte de salir
con alguno de nosotros
y llevarte a la cama.
imaginamos mil cosas,
te imaginamos mil veces
desnuda,
aunque en el fondo
sabíamos que a ninguno
de los dos
nos harías caso.
sólo eran fantasías
infantiles
tejidas
por un par de imbéciles
despreciables
y sustituibles.
juegos carnales que
no lastiman
porque son un error
y una falacia.
y mi compa
sólo iba a comprarte
ensaladas para verte
y con eso
le alegrabas el día.
quizá nunca lo supiste
pero más de una ocasión
lo salvaste.
le devolviste la posibilidad
de sobrevivir en mitad
del naufragio de la jornada.
y mira, carajo,
cómo es la vida
la que a pesar de todo
compartimos
con todo y sus palabras
deslumbrantes y ordinarias:
ahora mi compa me pregunta
si me acuerdo de ti
“la nalguita de las ensaladas”, me
dice
“cómo no”, le contesto
y entonces me da un madrazo
al decirme que la morra
que ayer se mató
en la carretera
eras tú
con tu güey
y tu hija.
en la carretera que corre
junto a las aguas
y la espuma del Caribe
mexicano.
en la carretera que cruza
la selva del sureste.
el paraíso.
lo absurdo.
nada tiene sentido.
y me siento un paria
al escribir esto.
y miro el cielo de la tarde
cómo quiere nublarse.
y el vuelo de los pájaros
como si no creyera
que tú,
hermosura de las ensaladas,
ya jamás estarás ahí
con tu sonrisa
para atendernos
o mandarnos al diablo.