jueves, 16 de febrero de 2012

nada es real

por las mañanas tengo el cerebro 
fresco,
últimamente.
una sensación clara, como cristalina
que no sentía desde hace mucho.
y parece que te paseas por ahí,

caminas por pasillos, entras y
sales de habitaciones,
miras por un gran ventanal 
el jardín de nopales
en mi cerebro fresco, 
recién mojado por
la amable brisa del amanecer.

con tu café sin azúcar, negro
y humeante.
arropada tan sólo por unas pantaletas.

caminas y me miras y sonríes
y yo sé
que nada de esto es real.

ni siquiera la voz de la locutora
que ha empezado a dar el noticiero.

martes, 14 de febrero de 2012

siempre supe que sería así

hoy me enteré que finalmente te casaste 
a fines del año pasado.
encontré tus fotografías en facebook –
yo no tengo facebook y no sé que azar
inescrutable
me llevó a la página donde apareces
dándole la espalda a la cámara
caminando sobre miles de pétalos
de flores distintas,
rumbo al altar, donde te esperaba un tipo
con un ramo de flores como a ti te gustan-.
estuve más de una hora mirando esas fotos.
analizándolas. tratando de entender el qué
el cómo el cuándo.
si acaso fuimos en verdad algunas vez
un par de amorosos y fugitivos de las normas
jóvenes infinitamente lujuriosos
al final de sí mismos
jugándose el pellejo por permanecer
todo el tiempo posible, haciendo y deshaciendo
el amor, en un hotel de paso.
las fotos de tu boda no carecían de cierto toque
artístico, como a ti siempre te gustó.
así retrataron un par de zapatos de medio tacón
verdes, con unos grandes diamantes al centro.
el menú que sirvieron esa tarde, en una gran finca
de San Miguel, al atardecer,
frente a las torres góticas de la catedral.
con fuegos pirotécnicos. te veías tan sonriente,
tan feliz, abrazándolo a él,
con tu hermana y tu madre y tu padre y tus amigos.
una boda con un toque muy inglés.
como siempre lo soñaste sin decirlo.
bailando toda la noche. había fotografías
de varios momentos,
como cuando partían el gran pastel y los dos
tú y él tomando el cuchillo al mismo tiempo.
qué simbolismo esconde todo eso, no lo sé.
miré tus fotos varias veces.
te miré a ti en esas fotos, varias veces,
tratando de descubrir algo, 
de entender algo,
como el equilibrio entre los días nublados
y los amaneceres con soles esplendorosos,
quizá tu oscuridad finalmente conquistada 
o la soledad de nuestros corazones 
olvidada, alguna noche, 
después de coger. 
te veías hermosa con ese vestido blanco
y tu sonrisa resplandecía
como en esas tardes que pasábamos desnudos 
en la cama, sin nada que hacer.
a pesar de todo, siempre seremos cómplices 
de los hechos que han marcado 
los caminos de la vida. nuestras vidas alejadas 
definitiva, naturalmente. 
sin preguntas y sin remordimientos.


neblina en la playa


nunca había visto neblina en esta playa.
a punto de rasguñar las ventanas
decapitadas de mi cuarto.
cerrada, densa, espesa neblina
sobre esta playa.
cubriéndolo todo. alfombra de nubes cansadas,
emanadas del misterio.
ausencia de seres imposibles, deformes,
suspendidos en un grito transitorio.
salí a la calle, temprano, y estaba ahí,
la neblina, asentada.
asechando como una bestia herida
se arrastraba desde el mar, 
entre la selva, dispuesta a vengarse 
de la ciudad y devorarla 
de un bocado. de su cuerpo insostenible
parecía que podrías emerger, tú,
como en una obra de teatro 
sin argumentos,
con tu cabello largo, cayendo por tu espalda, 
un delirio romántico del sueño.
pero a través de su cuerpo sólo aparecían
por instantes, las fantasmales luces 
de los autos, el murmullo de las llantas
y el bullicio casi imperceptible del mundo
al amanecer.