lunes, 16 de junio de 2008

mi negra caliente para el frío

me calientan las películas porno,
me dice Eva, y se ríe. una risa
nerviosa, excesiva,
de niña gandalla. me calienta
la situación –dice-, me calienta
ver a los hombres cómo cogen.
carajo.
escucharla, imaginarla, saber
que se humedece y que
de pronto sola
en la costumbre de su habitación
se masturba mirando esos videos,
me la pone dura.

Eva tiene los ojos negros,
brillosos, y la costumbre
de dormirse desnuda. Eva
entra al mar,
su cuerpo está en la casa.
Eva es una negra caliente.

no le gustan los partidos de fútbol,
no le gustan los hombres que
cogen con calcetines. detesta
a los hombres que usan mocasín,
a los hombres formales, bien
vestidos, a los que usan perfume.
no soporta a los tipos que hablan
de política, a los que hablan
de literatura,
a los que hablan de dios.
Eva anda desnuda por la casa.
no soporta a los tontos y tiene
la habilidad de reconocerlos
de inmediato. no le gustan
los hombres que usan
portafolio ni a los que tienen
la costumbre de resucitar.

en sus labios hay un desesperado
tráfico de besos, son fuego negro.

ella es negra y caliente, es
la negra caliente de mi sueño en una isla,
alejados del mundanal ruïdo y
leyendo poemas de amor ella
siempre está dispuesta a coger.

le calientan las películas porno; le calienta
ver a las mujeres calientes, alrededor
de una verga dura, se incendia
y también le gustan los chocolates y
las flores en invierno, el chorro
de agua al caer de las buhardillas
en esas calles viejas de techos altos.
le gusta el color verde y el rojo
que visten las hormigas de la selva,
el amarillo secreto del sol,
pero prefiere el morado, prefiere
el desierto y vive desde hace mucho
en la playa.

Eva tiene los ojos negros
y un intenso brillo en la mirada,
parecido al de las yeguas
húmedas que corren por la pradera
salvajes y en celo.

estoy en su. mañana fría,
mucho viento. algunos pájaros
cantan como tiene que ser
el jueves, un día
lleno de odio.

he conocido
el odio, le digo a Eva y acaricio
su soledad, su rabia oculta
entre esos cabellos de negra y ella
me ofrece sus piernas de negra,
sus calientes
movimientos de negra

me acaricia,
me ofrece sus senos, se toca
el clítoris como si el vino.
hacemos el amor.
chorreo mi muerte y me resisto
a las lágrimas. Eva es
una negra luminosa y caliente.
nos bañamos juntos.
me ofrece una cerveza
y un libro (cómo nos encontramos,
maravillosa suerte, carajo).
la cerveza también es negra
y el libro es la efímera danza
erótica del siglo equis a
nuestros días. Eva escribe,
y eso nada importa, nada cambia.
Ella es mi negra caliente y
compartimos un cigarrillo.
carajo.

nos hemos jugado el odio
y la lujuria; ya nada queda.

vamos a la calle –me dice, Eva-,
vamos a vivir el invierno.

1 comentario:

Francisco Puente dijo...

¿no te vas a unir a hápax o qué pex, uruguayo?