nunca pensé que alguna noche
con una mujer a mi lado,
una mujer caliente y drogada,
se me quitaran las ganas de coger
en este apartamento
no es fácil escuchar los ruidos
de la calle y el sol
nunca se ve por las ventanas
enciendo un cigarro
mientras ella se prepara otra
línea de coca sobre
un libro de Henry Miller
le doy un trago a mi vaso
y miro el reloj que cuelga
en la pared como un insecto:
son las diez de la mañana
es bueno de vez en cuando
perder el sueño
uno recuerda que nunca
estamos a salvo
no pienso en nada más
domingo, 20 de julio de 2008
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