miércoles, 5 de noviembre de 2014

soltarse

destrozado bajo un cielo de ojos pálidos
y boca ciega de algunas veces
me sofoco con mi antigua manera de intentar
un beso sin futuro
con mi resabiosa manera de fumar un silencio
un silencio fragmentado en rostros
en recuerdos
en voces

arranco las fotografías que cuelgan en las paredes
de esta soledad de trago sin fortuna
te echo tanto de menos en las noches 
al final de todo

y entiendo que siempre estamos echando de menos
a alguien, por cualquier motivo la luna es así 
una joven que baila conmigo a la distancia
mi solitaria luna sin aullidos suficientes
y las luces de neón de ninguna certidumbre
y la incertidumbre incendiando mi nombre
el fuego mismo que soy

las luces de neón que iluminan este mundo
nuestra ciudad habitada por tantos otros
que no somos ya nosotros mismos
por tantos asesinos con el corazón herido
el amor tan ciego lodo en estos días 
y en estas tardes rotas que no muerden
esta puta situación

el amor no sirve para nada me dijiste una mañana
mientras te vestías para salir
y jamás volver,
es cierto
y sin embargo te sigo echando de menos
a pesar de haber renunciado a todo

no hay respuestas para estos instantes oscuros
en los que caminar sin rumbo es
precisamente eso
el único nombre que puede decir algo de nosotros
lo que fuimos
lo que somos

y vendrán otros amores a pedirte que no te vayas
mejores o no, otros aromas 
y otros silencios con otras flores
te llevarán hacia otras habitaciones
y te quitarán la ropa
y te dirán palabras dulces
y discutirán
y te arrojarás a sus brazos
y los soles iluminarán sus cuerpos desnudos
a la orilla de esos veranos
frente al mar

porque el polvo permanece
y cada vez
nos parecemos más
mi perpetuo intento fallido 
mi fracaso alegremente destrozado
destrozado y sí, sé algo: 
renunciar tampoco sirve de nada
porque las cosas son tan,
pero tan estúpidamente claras, preciosa,
que duele entender que ni siquiera una canción
podrá lograr que el destino de toda la belleza
sea diferente

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