viernes, 1 de febrero de 2008

gata negra disuelta en la noche

estaba en la barra, bebiendo cerveza
sin pensar en nada, evitando el reflejo,
el espejo que estaba frente a mí,
observando sólo mi trago y de vez en vez
el televisor, donde los millonarios
apostaban grandes cantidades en su
nervioso juego de cartas.
entonces apareció ella, una chica de suiza

con un acento de suiza y con ganas de algo
me pidió un cigarrillo y me preguntó
mi nombre y comenzó a hablar entre
la música muy alta, su voz, no le entendía,
era como una gata negra disuelta en la noche
pero me dijo me gusta mucho México –
en sus ojos se escondían los atardeceres
calurosos y azules de México, esos instantes
bajo los cuales cruzaban las mariposas
de la luz- pero este lugar no es México
decía la suiza y al ver su expresión
pensé en las estrellas que le habían ofrecido
todos aquellos guerreros que cada noche
buscan besar la soledad de otros labios
maquillados igual de estampas o postales
de territorios aburridamente blancos
o de inviernos rojos como un adiós.

estaba en la barra y la chica de suiza
me dijo que los hombres la buscaban
porque pensaban que ella tenía dinero
y entonces prefería mentirles y decir,
con una sonrisa de puta, que ella
era alemana y entonces aquellos hombres
altos o bajitos o flacos o tristes o brutos
se enamoraban de su sonrisa de puta
y de sus senos blancos, después le
enviaban mensajes por celular
diciéndole que la amaban, que la
extrañaban y eso para ella era
totalmente ridículo, los mexicanos
están locos, decía, aquello no
le gustaba, pero también era falso.
no creía en esas palabras,
obvio. trabajaba como secretaria
en Suiza y ahora estudiaba español.
me pidió un cigarro y después se fue.

en la televisión, el mejor jugador de poker
se levantaba de la silla porque había
perdido la última partida,

en la calle unos tipos comenzaban
a madrearse

yo pedí otra cerveza.

2 comentarios:

Marcos García Caballero dijo...

PINCHE ARTURO!!! este poema está re bien hecho, qué bien.

Tu broder, el que anda por hot waters, Marcos

arturo valdez castro dijo...

chido carnal.
me dejaste intrigado con el Clément Rosset.
Route de nuit.
un abrazo,
a.