jueves, 23 de enero de 2014

sólo el sonido no envejece

escucho el paso de los automóviles por la avenida
y recuerdo algunas noches frenéticas
sumergidas en rondas interminables de tequila 
y chelas y tequilas financiados
por algún sujeto que se compadecía de nosotros
a la espera de que ocurriera algo interesante
y no ocurría nada. la plática era sobre 
cualquier cosa y la gente entraba 
y salía de la cantina el bar o la pulcata
mientras en la rockola alguien ponía Los Ángeles
Azules Los Doors Selena y no faltaba
el compa que llegaba con algo para reponerse
y ofrecía una visita a los espejos
donde los vampiros renacían
no faltaban los madrazos entre esos que ganas
se traían y el tiempo seguía pasando
como ahora
pero de alguna manera nos manteníamos ahí
sentados como si emuláramos el inmóvil mapa
del cielo nocturno
sus estrellas a la espera de alguna frase lapidaria
de algún verso que valiera la pena
pero no ocurría
y salía del antro colocadísimo
caminaba por calles avenidas
Manuel Gutiérrez Nájera Insurgentes
Eje Central junto a automóviles que pasaban
hechos la chingada
me gustaba escuchar el sonido de los neumáticos
en el asfalto y sentía el frío como un viejo amigo
junto a las asuencias a mis costados
y un cigarro colgándome en la sospecha
de que no había nada interesante
la vida -mi vida- no era nada fuera de lo común
sólo calles y parques y corazones abandonados
mujeres perdidas en hoteles viejos
sexo descarnado en callejones sin salida
besos del infierno mientras la ciudad cambiaba
sus modelos de alumbrado público sus focos
sus cables sus zapatos un poco
y los modelos de los autos más veloces
y esas llantas más sónicas en el asfalto
pero las rolas que salían de las rockolas
de los tocadiscos de las casas
de las cantinas o donde fuera
eran las mismas rolas de siempre
y eso seguiría siendo así

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