te has aparecido por aquí con una sonrisa de
persecución
y delirio,
con unos ojos de ciudad perdida y bares con
olor a whisky.
hermosa como una profecía vacía y silenciosa
en mitad del primero y el siguiente trago,
como si no te importaran las miradas ni las
opiniones de
los payasos que gobernamos en el inframundo.
he mirado tu cabello y he pensado cómo podría
cogerlo
mientras te aprieto contra mí,
he pensado en la estrategia
en tu olor a patria de sangre
y ambición que ya no nos asusta
a ninguno de los perros que husmeamos en la
entrepierna
de tus fantasías.
aquí estoy yo, ahora, y lo sabes, me has visto y
me has
dado cuerpo
para ti
he dejado de ser fantasma, ángel o pendejo,
por
un instante,
para ti.
en lo más oscuro de tu oscuridad.
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