sábado, 29 de diciembre de 2012

textos que me falta corregir


vi a esas criaturas moverse
en su vientre
escuché el latido de sus corazones
150 por minuto
es normal, dijo el doctor
mientras movía la manija
por la cual podían verse
algo así como cabezas
y algo así como brazos
diminutos
y algo así como piernitas
y ella estaba acostada
miraba la pantalla
con una sonrisa tan diferente
a las que me había ofrecido
tienen poco más de
seis centímetros, dijo el doctor
y agregó:
podrían nacer el 26 de mayo.
¿será tan exacta la ciencia
para predecir el nacimiento de un par de criaturas?
vi aquello y no supe qué pensar
cosas del trabajo, algunos
atardeceres y los colores del mar
libros que no he empezado
y que me gustaría,
textos que me falta corregir
textos por escribir
y mujeres extraviadas
en los jardines de mi vida.
me vinieron a la mente.
cosas, por supuesto,
sin mucha importancia.
no comprendía nada.
o más bien supe
en la vida no hay nada importante
por comprender.
todo sucede tan alegre o
amargamente
como los ríos y las frutas que se pudren.
todo está ahí,
dispuesto en el plato del vacío.
en el caos y la alegría.
el inicio de una vida humana.
el inicio de dos vidas humanas.
moviéndose en la pantalla
de un monitor Sony –pinches nipones,
pensé-, y ella tan diferente
todo aquello
esas dos criaturas adentro de su vientre
y sentía los cambios,
su cuerpo abriéndose paso
entre las partituras más salvajes
de esa sinfonía que prolonga
la existencia. y

ahora,

después de follar
y
bañarla con agua tibia,
su vientre abultado,
desnuda como el silencio
que
seguramente
precederá a la destrucción definitiva,
duerme;
y
yo escribo esto
buscando,
siempre buscando
alguna
respuesta
con la única certeza de que no existen
las respuestas. escucho Bach
en manos de Glenn Gould
y la tarde cae a mis espaldas
para dar paso al renacimiento de la noche
entre los himnos negros del misterio.

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