humedeció tu cuerpo y el silencio
con la misma lentitud de las nubes de invierno
la música de la lluvia en las hojas y en la calle
y en las paredes y las paredes que resguardan
radios encendidas, a lo lejos,
como si su única intención fuera recordarnos
que el mundo sigue y seguirá su curso sin retorno
hasta un día inexistente. las ventanas abiertas
y el olor del tronco de los árboles, de las hojas
permanecía en cada rincón de un encuentro
gracias al cual la historia reiteró su sinsentido.
pero la música de la lluvia y la brisa del mar
y nuestros cuerpos desnudos descubriéndose
entre todos aquellos libros aún por escribir.
entre todos aquellos libros aún por escribir.
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