miércoles, 9 de julio de 2014

el mundo es una guerra entre ricos y pobres

mientras el piano inunda este cuarto
niños y niñas son asesinados
en las fronteras
niños y niñas con nombres y apellidos
como el tuyo
niños y niñas a los que les pasaron lista
a los que les jugaron 
o no 
una mala broma
en la escuela
asesinados
acribillados
niños y niñas asesinados 
por órdenes de un pendejo
que obedecen otros pendejos
que también fueron alguna vez 
niños y niñas 
recién nacidos que se cagaron
en los pañales
que necesitaron de su madre 
o de su padre o de alguien
para sobrevivir
porque la oscuridad los devoraba
asesinados, niños y niñas
tras la puerta de tu casa
tras las ventanas de tu oficina
a unos centímetros de tu corazón 
que de pronto late acelerado
porque recordaste un pastel
una cita o un vacío
en las fronteras y tierra adentro
mientras el viento pasa
asesinados
acribillados
descuartizados
mutilados
por sujetos que perdieron la inocencia
y se volvieron dementes
al cavar hoyos ya cavados por otros 
hoyos por otras sombras
sujetos que necesitaron el pecho
de su madre y la caricia 
y el abrazo
asesinados
mientras las notas para piano de Rameau
muerden la luz matutina 
que se fragmenta en este departamento
allá no cesan los gritos 
ni el llanto
ni las palabras de amor
ni los bombardeos 
y los viejos y los hombres y las madres
tratan de salvar a sus hijos
los cargan y atraviesan el polvo 
y los escombros
entre cadáveres
no importa que se pierdan los cuadernos
los libros, las vajillas, el café
sábanas, almohadas, ropa sucia,
las cosas cotidianas de la vida
no importa que atrás queden las paredes
los techos hechos polvo
destrozada la puerta que alguna vez 
cruzaron para tomar agua o pan
niños y niñas son asesinados
allá afuera
y aquí adentro también
mientras escribo este poema
que no sirve para nada

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