martes, 7 de abril de 2015

el devenir del polvo

esa tarde
el sol por la ventana
esparcidos los últimos rayos
la agonía de la tarde por el suelo
miré tus ojos
te pedí no te muevas
quédate así un poco más
brevísimo instante
pudo ocurrir el paraíso y la soledad
pudo no haber nada
la falla
ni siquiera el devenir del polvo
esa tarde
después de quitarnos la ropa
sin otra esperanza más allá
del colchón
besos y saliva tu cuerpo
lentitud y lujuria
te pedí no te muevas
quédate así un poco más
sólo así, te dije,
no dejes de mirarme
esa tarde
vestida con tus verdes ojos
sabes a lo que me refiero
y lo hiciste
te quedaste así
nos quedamos así
un instante que supe que jamás olvidaría
y el mar y las olas
a unos pasos de nosotros
mojándonos tambén
nuestros pasos
esa tarde esparcida ya en la escritura
desde la que escribo

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