martes, 3 de febrero de 2015

una vez te regalé un poema bien cursi

ciertas historias me recuerdan a ti
relatos de animales
como hogueras o precipicios
ahora son más de las doce de la noche
me pregunto si estarás dormida
recuerdo algunos días al salir de la facultad
cigarrillos y café, caminatas
charlas sobre literatura y besos con direcciones
a las que nunca llegarían cartas
el temor de mis manos, el sudor, el pánico
tus ojos tristes
veo algunas fotos tuyas publicadas en revistas
leo algunas cosas que has escrito
ahora que ya no fumo
ahora que no tengo ni un trago a mi lado
y que no hace falta
sólo me interesa la música
y dos o tres autores que ni siquiera entiendo
sigo siendo el mismo imbécil
la vida cotidiana es una manera natural de morir
a la gente le gusta triunfar en sus cosas
existe una absurda obsesión por no pasar
desapercibido, por ser alguien
emanabas una terrible belleza cuando
a mitad de una catarsis
te callabas
y te ponías a mirar el mundo
pedías que nada ni nadie te interrumpiera
¿te lo dije alguna vez?
no quería que te dieras cuenta que te observaba
como se observa un atardecer en el mar
quería robarte un poco de ese infinito
donde se clavaban tus ojos
escucho a Leonard Cohen, In my secret life,
seguramente lo conoces
/ a nadie le importa si la gente vive  o muere
/ se puede comprar el más reciente éxito
/ hasta la sabiduría de la antigüedad
/ pero siempre estoy solo
/ y mi corazón es como el hielo
es una canción despiadadamente hermosa
aunque quizá no estás de acuerdo
me da gusto que coseches éxitos en tu carrera
sigue así, aunque al final
bla bla bla
son más de las dos de la mañana
¿estarás dormida a esta hora?
algo me dice que no

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