otras, parece un tórrido delirium
tremens
perdido en las calles de esta ciudad.
las menos, algo así como mirar un
atardecer
cobijado por la desnudez de tu silencio.
pero el milagro siempre ocurre y siempre es el mismo:
la humedad y tu cuerpo destierran las heridas.
pero el milagro siempre ocurre y siempre es el mismo:
la humedad y tu cuerpo destierran las heridas.
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