miércoles, 13 de marzo de 2013

sonata K 132 en C major

antes de la vida y después de ella
es posible suponer
la eternidad y el silencio.
o imaginar un espacio hecho
de una música tan dulce
como el abrazo de una mujer
que nos ha amado.
y sin embargo, nunca entenderemos
por qué la muerte. cómo de pronto
queda un cuerpo inmóvil.
así sin más.
y ya nadie responde al nombre.
y ya no está el ser querido
que albergó en su pecho nuestra risa
y enjugó en sus manos nuestras
lágrimas. nunca entenderemos
por qué la muerte. cómo es que
nos duele. cómo es que nos paraliza.
ese duro golpe.

No hay comentarios: