nota perfecta para dejarse ir sin temor
de lo que pueda ocurrir, sin poner
resistencia a los deseos de la sangre.
era la segunda parte de uno de los
conciertos (en D major 0p. 35, lo supe
después) para violín de Tchaikovsky. era
una mañana fría de primavera. desde la ventana,
la ciudad había sido cubierta por la niebla.
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