camino
junto al río y empieza a caer una ligera lluvia.
hace frío.
la gente que pasa por ahí
saca
paraguas, impermeables y sigue adelante.
me siento
en una banca bajo un árbol.
la ciudad a
través de la lluvia se desdibuja hermosa.
un pequeño
velero surca el río y me hace recordar
cierta
tarde en un velero con una mujer de ojos claros
que
despreciaba la poesía y adoraba beber.
es extraño
cómo funciona la memoria,
lo que las
neuronas dejan caer en la claridad
de ciertos
silencios o algunas palabras.
aquella
tarde, ya borrachos, la mujer de ojos claros
me advirtió
que nunca la olvidaría.
después
bebimos más y yo me perdí en las oscuridades
del
alcohol. tiempo después, ella me regaló un libro
de Pedro
Juan Gutiérrez y una botella del mejor whisky
que había
en la ciudad. y nos quedamos toda la tarde
en casa y
leímos a Pedro Juan
mientras
bebíamos el whisky
y después
hicimos el amor, estupendamente borrachos.
no recuerdo
más.
después de
aquello jamás la volví a ver.
nunca más supe de ella, salvo que se había casado
o se había largado de la ciudad persiguiendo un sueño.
igual da lo mismo o igual no. mis
pensamientos,
mis recuerdos se desdibujan como la hermosa ciudad
y ese velero que avanza lentamente por la lluvia
mis recuerdos se desdibujan como la hermosa ciudad
y ese velero que avanza lentamente por la lluvia
hasta desaparecer de mi vida.
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