domingo, 15 de marzo de 2015

la eterna melodía de las olas

nuevamente me descubro pensando en tus ojos.
en la ciudad de noche y en tus ojos.
en la playa y en tu mirada perdida en el horizonte.
paisajes llenos de sol, paisajes con tormentas.
las cosas que dejé de hacer por miedo al destino
que a pesar de no existir, paraliza.
las cartas, las postales, las flores que no te envié.
siguen ahí, a pesar del precipicio, intactas.
la vez que decidí no llegar.
cuando dejé que te marcharas y no te seguí.
el tiempo son esas gaviotas y ese mar
con la eterna melodía de sus olas.
hay tardes que jamás olvidaré,
aunque pierda la memoria o me muera.
siempre estarán ahí.
como los sueños infinitos.
noches de ron y música y bailes sin destino.
el azar está de nuestro lado.
sólo hace falta saber entregarse a su caída.
mi vida carece de importancia y no pido más.
está bien así. escribo porque necesito hacerlo.
escribo porque escribo. no hay ningún por qué.
sigo adelante. pero si pudiera elegir algo.
por ejemplo, cómo me gustaría morir.
sin duda sería después de coger contigo.
justo cuando estamos en lo más alto,
flotando, y por un momento me miras
y me sonríes como lo hiciste entonces
para siempre por primera vez.
pienso en el principio del delirio y el éxtasis.
una noche calurosa como esta. aunque distinta.
luego de cerrar el último bar y tú y yo
cogidos de la mano para largarnos a tu cama.
un instante como este, aunque distinto.
una vida como esta, pero con alas.

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