martes, 29 de enero de 2008

la gran explosión

le pegan a la gente, se la madrean
la joden, la putean, se madrean a la gente
la gente se madrea a la gente
Juan putea a Juan
Pedro, Javier, Sofía
se puetan y bailan escurriendo
finos y filosos hilos de sangre
en la calle y en las esquinas
a la salida de la escuela está el golpe
la violencia como una flor
que nadie comprende
y que se abre paso
en todos los corazones
vestida en la sonrisa de un
chamaco de ocho años o sin edad
está el madrazo, el putazo bajo
la petulante sombra de los
semáforos, en la avenida
en el brazo de tu padre
en la manzana de Eva
en el puño de Adán

y hace calor y la gente odia a la gente,
se golpea en el aire y en la tierra
donde el salvajismo es más brillante
donde eso de las buenas no sé qué mierdas
no son más que cáscaras de mierda y sueño
mezcladas, peleándose
y en la ciudad es lo mismo
pero es tan grande la ciudad que nadie
se da cuenta de ello y la gente
se madrea, se la madrean, se agarran a putazos
puño en la jeta
puño en la panza puño en la nada puño
porque uno quería pasar primero
que el otro y
llegar primero que el otro
y se sienten con güevos y

recuerdo esas gráficas
que la maestra de biología –
vestida siempre con minifaldas y
tacones altos, de aguja-
nos mostraba esas imágenes
del microscopio con un montón de
espermatozoides que se
agarraban a madrazos
para llegar al gran óvulo
al pacífico gran óvulo que
espera, siempre
la gran explosión

es extraño,
pero tampoco es tanto
extraño,
y a veces más bien es
obvio y da risa ver
cómo se agarran a madrazos
cómo llega la tira para calmar
a los que se están agarrando
a madrazos y los trepa a
la julia, obvio, a punta
de vergasos y se encabronan
y da risa lo que nos pasa
cómo
me agarran a madrazos
afuera del bar
dos tipos gruesos
y encabronados
sus puños en mi jeta
sus patadas en las costillas
su coraje sobre mí
y mientras yazgo
en el suelo
puteado
pienso en las películas
de esos tipos malos
en esos absurdos estereotipos
que se cogen a esas chicas absurdas
de sonrisa dulce y tangas
de color morado o rosa,
y miro la suela de todos esos tipos
y de esas chicas recién bañadas
limpias y con olor a ángeles
y demonios o a halloween
y pasan rodeando el cuerpo
que les estorba
y pienso que yo no luché
en el fondo de esos chorros de semen
que mi padre escupió
en mi madre
y que la maestra de biología
alguna tarde me abrazó
y también sentí sus senos
y pienso que fue más bien
la casualidad la que causó
que este pedazo de carne
haya llegado hasta ahí
puteado, ensangrentado
y riendo
y riendo
y riendo
porque escribe
tan bien
porque está tirado
puteado
y alcanza a ver bajo las faldas
y no siente ninguna
erección

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