conduzco por la noche.
pocos autos
circulan por la carretera.
más bien parecen
luces fantasma
cruzar la necesidad
y la decadencia.
el asfalto es tan negro
como las tóxicas
historias de mi vida.
la lluvia hincha la oscuridad
de la noche atascada
de sí misma.
trato de concentrarme
en el volante
y piso el acelerador
suavemente, a fondo.
pienso en la mariposa
que vi por la mañana
revolotear
entre el calor y las flores
del jardín del hospital
donde se curan
los caminos perdidos.
cierro los ojos
y acelero a fondo
para recobrar la calma.
selva tupida a los lados.
la carretera frente a mí.
martes, 9 de julio de 2013
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