jueves, 8 de agosto de 2013

el viejo y el mar

el viejo John H. Wilcox mira la sombra.
se desliza como una serpiente
en el agua. el sol no tarda en hundirse
en el horizonte y ahogar
el peso acumulado de la sangre del día.
el viejo John H. Wilcox revisa las líneas
con sus manos hechas
del mismo coraje que las mandíbulas
de su presa. revisa
los carretes, las poleas y echa al mar
la sangre y las vísceras.
el mar se vuelve cobrizo y de pronto
parece hervir a pesar de la calma
conservada el día entero.
pero en el corazón de John H. Wilcox
hay una tormenta.
y el viento frío del norte surca
las profundas arrugas de su rostro
mientras arroja cebo y la gran carnada
una barracuda de más de un kilo
y libera los carretes.
en ese instante ya nada importa,
la eterna lucha entre hombre y naturaleza
otra vez se incendia. el viejo
John H. Wilcox nunca ha hecho nada mejor.

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