miércoles, 18 de diciembre de 2013

los ríos de la ciudad

no me reconozco en estos días.
qué significa eso.
las noches perdidas, felizmente
desperdiciadas en bares aburridos
y sin vértigo, dos o tres rolas
que valían la pena
y el correr interminable
de los tragos,
dónde están ahora. mi soledad,
en este instante de inútiles intentos,
aburre, malviaja, pudre.
no creo en nadie.
busco inútilmente lo que no existe.
y siempre ha sido así,
pero ahora veo el agua puerca
de los ríos de la ciudad.
tus labios proclamaron tal sentencia
alguna vez, después de fornicar
como cerdos. exijo lo imposible
aunque ya no recuerdo siquiera
qué diablos era lo imposible.
por qué carajo aposté a la furia
de llegar hasta las últimas
consecuencias, si -lo sabemos-
es perder el tiempo.
ahora lo sé.
qué mierda toda aquella máscara.
aquel programa de televisión.
aquel poeta.
las luces, las paredes, las puertas
de esta habitación insostenible
en su futilidad
son los desperdicios
dejados por los bacanales del amor.
la carnicería de dios y sus historias
empañan las luces de este panorama.
y la vida sigue
y tu vida sigue
y mi vida sigue abriéndose paso
a pesar de no reconocerme en nada.

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