las
esquinas donde nunca estuvimos
el
atardecer que no compartimos
los parques
donde jamás caminamos
la soledad
de ese amanecer junto al río
cuando
lloraste por el inevitable destino
de todos
los hombres. tu llanto borracho
y los días
olvidados y las tardes sin memoria
de
nosotros. en esta mañana de junio
te recuerdo
con un café y un cielo escrito
con pocas
nubes. y los días y las noches,
las noches sobre
todo que compartimos
en la misma
cama, cuelgan en mi memoria
como el
breve aleteo de un solo instante.
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