piensas en la canción sencilla que nunca escribiste
como un vaso de vidrio que sin querer tiras de la mesa
la vida se destroza entre tus manos
no hay nada a tu alrededor sino los intentos fallidos
de la tormenta o la ciudad o la guerra o la fuga
sino los labios de una mujer que te dijo soy tuya
y jamás la escuchaste, y ahora te hundes en el pantano
de tus días ordinarios sin saber cómo diablos
ocurrió esto, cómo chingados han pasado los días
y las noches y has sido lo que has sido y lo que no
pero resistiendo a la aventura, y todavía ahí,
inquieto y destrozado como un vaso de cristal
sentado en la silla, a la espera de la tormenta que llega.
domingo, 8 de junio de 2014
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