martes, 29 de diciembre de 2015

cuando el amor no existe

si hubiéramos tenido tiempo aquella mañana.
tú querías largarte con tu amigo.
dijiste: “siempre le he traído ganas”.
te bastaba con una sola noche a su lado.
y lo intentaste.

sin saber qué decir, cómo callar el silencio
de la carne y el deseo, aquel verano.
nuestro secreto fueron besos dulces,
frenéticas caricias en tu cama
matrimonial.

ahora que te evoco, a mi lado una cerveza,
pienso en tus juegos lívidos y tiernos.
en tus pocas palabras que decían
lo único que al deseo le interesa.
ahora hace frío.

aquel amanecer en tu ciudad, sin dormir,
después de no sé cuántas putas rayas,
las botellas vacías, el sudor,
los besos agotados en tu cuerpo.
tú y tu cuerpo.

porque te habías largado con tu amigo la noche
anterior, lo intentaste, me dijiste,
con una luminosa y despiadada
sonrisa en tu sonrisa, y te besé.
hasta el cansancio.

tú y yo nunca seremos la noticia de nada.
sólo nuestro secreto es perfecto.
un mundo, otro mundo, nuestro mundo.
la inmediatez de aquel amanecer
inoportuno. duro y necesario.

a nadie ha sido dado detener
el tiempo ni el destino de los hombres.
a quién le importa.

quería estar junto a ti, la desnudez de tu cuerpo,
el canto de los pájaros al amanecer.
la traición es tan nuestra como el mar.
en este instante faltas.

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