el sabor de los cacahuates garapiñados
y nadie dice nada
nadie habla de esas nubes negras
en el desierto
del terror la sangre el delirio
la destrucción
nadie protesta
antes más bien el sabor del vino caliente
los algodones de azúcar
el chocolate caliente
entre las luces de navidad y los gorros
y los guantes y las risas
entre los carruseles
nadie dice nada de los muertos ni de la guerra
para qué decir algo, para qué
mejor ignorarlo
hacer como si nada pasara
anda, niña, cómete esos caramelos
qué quieres para navidad
sábado, 5 de diciembre de 2015
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