viernes, 25 de enero de 2013

el placer de la hamaca

la vela está encendida en esta noche.
un suave viento trae entre sus manos salitre
y lo deja caer entre las piedras.
acostado en la hamaca bajo la luna llena
(esa mancha que queda en tus sueños más húmedos)
no pienso en nada ni nada recuerdo.
cierro los ojos y miro las olas:
la sensación del mar, la fuerza de su abismo,
su manera de ser eternidad y misterio
permanece en alguna parte de mi cuerpo.
se mese lenta, muy lentamente la hamaca.
hasta quedarme casi por completo dormido.
pero justo un momento antes, abro los ojos
y estás tú, junto mí, vestida solamente
con unas braguitas de nailon y una sonrisa
sin ayer ni mañana, cristalina.

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