no me gusta pensar en la desgracia
como un don que los dioses nos han dado.
nuestra historia se funda en privilegios
de una casualidad inquebrantable.
así pues, deja ya de lamentarte
por todo lo que ocurre sin tenerte
en cuenta. nada puedes hacer tú
frente a los matemáticos designios
de la naturaleza y la ciudad.
lunes, 14 de enero de 2013
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