jueves, 27 de junio de 2013

cazador de premios literarios

el día entero buscando convocatorias
en los periódicos
en internet
en los postes de luz
bajo las faldas
te inscribes en páginas
especializadas
entre trabajo y comida
y sueño
te metes al facebook
esperas el twitter 
la angustia de colocarte
de que alguien te lea
que sepa que existes
lees los requisitos para las becas
en el extranjero 
en tu país 
en tu ciudad
te muerdes las uñas
los tiempos de entrega
sientes retortijones 
no sabes si será mejor 
este o aquel
título para la obra
este o aquel
seudónimo 
para la obra
quieres sonar corrosivo
irónico
dulce
divertido
inteligente
y lo cierto 
es que más bien suenas
bobo
al final resultas eso
otro baboso
frente a todos esos jurados
que decidirán si tu obra es 
ganadora
o no
frente a otras igual escritas
por otros no menos babosos
que tú
y recuerdas esos concursos 
de oratoria
en la secundaria 
te acuerdas de la primaria
cuando concursaste 
con una poesía a la madre
y todos se rieron de ti
porque hablabas de la leche de vaca
y sientes que se te revuelve el estómago
náuseas
piensas en los que se juegan la vida
en la frontera
en los que han perdido a sus familias
por la migra
en los que han sido acribillados
por el narco
en los que han sido bombardeados
en los que han sido encarcelados
en los que han sido descuartizados
en los que han sido olvidados
en los que han sido 
y ves el reloj
sudando
el tiempo se acerca
repasas el material preparado 
las comas los puntos las pausas
el orden
caminas corres corres por la calle 
el tiempo de entrega
se agota
y piensas en los globos del parque
anónimo 
en las palomas que mataste
con la resortera de tu infancia
siempre el tiempo de entrega
siempre una hora
siempre un instante
el libro terminado justo en el momento justo
lo lees y lo vuelves a leer
y lo vuelves a leer y vuelves otra vez 
mientras caminas
asegurándote 
que no haya errores
que todo esté bien ordenado y bien maquillado
que la sangre esté en su lugar
que el sudor esté en la esquina correcta
que el semen no se note en el vestido
de la mujer que nunca quisiste
que tu muerte sirva de algo
que el amor justifique la vida
y corres y corres que el tiempo se agota
y limpias las páginas 
con la manga de tu camisa
como los trabajos de secundaria
bien peinadito 
bien bañadito
los zapatos boleados
los pantalones
ya de perdida parchados
bien planchaditos
lo vuelves a repasar en tu mente
todo está en orden
cumples con todo lo que dicen las bases
quieres estar en la lista 
quieres ser uno más
que te tomen en cuenta 
quizá llegues a ser millonario
lo piensas
haces las cuentas
imaginas que te piden autógrafos
que te aplauden al subir al estrado
al leer tus poemas
piensas en qué gastarás
la lana del premio
todos los días esperando ese instante
tu vida entregada a ese premio
los soles las lunas se fueron volando
los paisajes
no los miraste por estar ahí
concentrado en crear
la mejor obra
el poema total
serás un tipo famoso
y besas el sobre
le hablas, le dices cosas 
que sólo tú entiendes
y finalmente lo das a la chica
del matasellos.
le sonríes nervioso sudando
y ella sonríe.
sospechas que ha llegado tu hora.
y sales
satisfecho
chiflando
entras al primer bar
y pides un tequila
y una cerveza.
siempre es hora de festejar.

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