lunes, 17 de junio de 2013

tres motivos de la belleza

I
arroja las flores al mar
y déjame ser testigo
de la caricia de tus manos.

II
volver a tocarte es entrar en la luz
de los atardeceres de junio.
es sentir el efímero peso de la humedad
que acompaña la lluvia del verano
en la ciudad.
sabes cómo quitarme las armas.
y me miras desde el sofá, recostada
como una soledad acostumbrada
a los suburbios peligrosos
y la imaginación de los desiertos.
estás aquí, en casa,
porque quieres que te levante el vestido
y meta mi mano y te toque
porque quieres que te diga esas cosas
que tu marido no se atreve a decirte.
tienes en la mirada luces contenidas,
los abismos y las flores de este lunes
sin calendario. por un instante,
te has escapado de la breve eternidad
de tu vida cotidiana
para refugiarte en mis brazos
como una niña perdida
que escapa de los fantasmas de sus planes
y muy bien sabe que, sin embargo,
no hay escapatoria.
y te acaricio mientras vemos por la ventana
cómo el atardecer desaparece lenta,
luminosamente, como cualquier amor,
y empieza a caer la lluvia
mojando los troncos secos
y las piedras.

III
vivir es ser uno y ser el otro
al mismo tiempo,
escapar de habitaciones oscuras
y luminosas.
escapar de las máscaras.
el verano se deja acariciar
como un gato
y mujeres desnudas se bañan en la fuente
donde el sol no necesita otra cosa
para justificar su calor.
vivir es penetrarte y verte sonreír.

No hay comentarios: