sábado, 15 de junio de 2013

hacía frío tras el ventanal

la habitación estaba completamente a oscuras.
nos encontramos con torpeza adolescente,
enredándonos, tropezándonos con la ropa,
hundiéndonos en el sofocante peso de la lujuria.
esa madrugada con sabor a whisky
todo fue muy rápido, pero exacto.
después de corrernos,
abriste las persianas de la habitación
y en ese tu ventanal del noveno piso
las luces de la ciudad se extendían
como infinitas promesas
entre la oscuridad y nuestros cuerpos
derrumbados en la cama, todavía agitados.
jamás pensé que pudiera contemplarte así,
única, junto a ese titilante silencio nocturno,
la dolorosa y festiva ciudad de México,
ese mar de la melancolía y la esperanza
mojando la desnuda orilla de nuestras cenizas.

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