viernes, 21 de junio de 2013

denuncia ciudadana

en el corredor turístico
más famoso
de la Riviera Maya
entre todas esas tiendas
glamurosas
y todas aquellas mujeres
en bikini
bronceadas
felices
en una esquina
de la quinta avenida
un viejo ha colocado
una pizarra
con esta inscripción:

"señor presidente
municipal
no me robe mi permiso
de trabajo, devuélvame
mi puesto de periódicos
y déjeme trabajar
en la esquina
donde lo he hecho
por años.
no es justo,
señor presidente
municipal
que me haya quitado
mi puesto
mi lugar
mi permiso
para dárselo a otro
no importa que sea
su amigo
o que le paga más".

los turistas pasan
y algunos
intentan leer aquello
y lo leen
aunque tres pasos adelante
lo olviden
entre tantos tragos gratis
y tantos culos
y lujuria sueltos.

"me llaman Soruyo",
me dice el hombre
que escribió aquello.
tiene más de 70 años
piel quemada
por el sol.
gafas de fondo
de botella
y risa
esqueléticamente
crepuscular:
"desde hace seis meses
soy ambulante
en la ciudad".
bolea unas botas
cafés:
"voy por la quinta avenida
y por la
Constituyentes
boleando,
y vendo
algunos periódicos".

el viento recorre
la calle
mueve las palmeras
y refresca un poco.
y Soruyo sigue boleando
con su traje de voceador
pulcro
y su cajón de bolero.
engrasa las botas
con la técnica aprendida
en los 1950.

"quitaron mi puesto
por la noche,
sin avisar,
cuando yo no estaba.
tenía veinte años ahí
vendiendo periódicos
y boleando
y llegó el presidente
municipal
de ahora
y me lo quitó",
dice Soruyo,
y ríe
y detalla las botas
y las turistas siguen
pasando
como ríos de fresca
leche
y el calor es delirante
y cientos de perros
encadenados y perfumados
han sacado a pasear
a sus dueños.

hay hombres verdaderos
con huesos invencibles
y polvo de estrellas
del origen
que dará frutos maduros
brillantes
galácticos.
"desde que llegué
a Playa del Carmen
mi sueño ha sido
montar un puesto
de jugos y desayunos
frescos.
también lo quería
mi mujer
pero ya no está"
dice Soruyo.

y el mar está ahí,
a pocos metros
de su pizarra
pero él no se mete.
"me dan miedo
los tiburones", dice
y la tarde se desangra
entre
cientos de cometas
que rayan el cielo.

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