echo de menos las calles de Santiago
aunque nunca he pisado
las calles de Santiago
echo de menos las voces chilenas
voces que se pierden
con su música de aldea nocturna
el acento de sus mujeres
lleno de poemas sobre pájaros
transparentes
que se pierden en el vuelo
de su transparencia
la guitarra chilena en el bosque del día
y bajo las noches
donde lo de menos es el nombre
de las estrellas
los cantos de las avenidas
escurriéndose entre los árboles
de la ciudad
las calles de Santiago
(y también la estación
eternamente vacía
de Lautaro)
con sus rituales de ciudad brillante
alcohólica, desgastada
en un orden sin trapecios
y cuerdas flojas reventadas
a la mitad del infinito
ni largo ni ancho territorio
señales de ruta extraviadas
donde el vacío
con su jardín en la solapa
resguarda la aurora que se cayó
de las pestañas del desierto
domingo, 11 de enero de 2015
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