hoy no quise salir
de casa.
tu fantasma fue
muy claro, preciso.
entrabas y salías
de las habitaciones
como si el tiempo
no hubiera pasado.
estabas aquí,
junto a mí.
nadie nos esperaba
tras la puerta.
puse un disco de
Cohen
y acaricié tu
pelo, lentamente.
el cielo de tus
ojos y tu risa
brillaron tan
sutilmente, como el testimonio
de que es posible,
no pocas veces, la
verdad.
la verdad de tus
ojos, aunque seas fantasma.
bebimos café negro
y fumamos
mientras el sol
entraba en este cuarto
y bajaba por tus
piernas como la lujuria
hecha de una
cascada luminosa.
estabas aquí con
todas tus calles,
con todas tus
maletas y tus viajes,
con la respiración
de sentirte al fin en casa.
te acostaste en
mis piernas
y me mirabas como
sólo tú
fantasma y no
fantasma
sabes hacerlo.
te sentías feliz
de que estuviéramos juntos.
domingo
alucinante.
es divertido verte
entre las sombras.
recrear los
momentos a tu lado.
como si nada
hubiera cambiado entre nosotros.
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