domingo, 17 de enero de 2016

finalidad del organismo

soy transmisor, la sucia máquina incomprensible,
el trueno solitario en las montañas,
el tlac-tlac del teclado en la tlac computadora,
la tormenta en el mar de medianoche, el fuego
que todo lo consume, aunque no quiera.
soy transmisor de códigos textuales
de palabras surgidas del vacío,
de versos emanados de cualquier pendejada,
de música que no existe ni ha existido nunca.
en búsqueda del blanco silencio de la página.
en búsqueda de nada. en búsqueda perpetua.
soy transmisor del tiempo interminable
de la guerra, del hambre, del dolor.
soy la máquina química de los elementos,
soy oxígeno soy hidrógeno soy carbono
la máquina perfecta de la casualidad.
el destino ordinario de la vida.
los fragmentos, el flujo, la modificación
de las infieles páginas abiertas,
la urgencia de borrar el significado previo
de la sabiduría y la razón,
fragmentadas palabras en los nervios del texto,
el desmoronamiento de las lenguas.
soy transmisor, espejo de la luz,
soy las estrellas negras y los soles
servidos en la mesa de los días
ordinarios. así de fácil, soy
el transmisor de códigos binarios
los códigos binarios
del ordenador donde estás leyendo esto.

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