rodeado de palabras para sobrevivir
al extraño sentido de percibir la noche
su pálida agonía de trenes detenidos
de calles solitarias como un viejo poema
calles de una ciudad generosa y prescindible
no sé si es mi deber escribir sobre nosotros
sobre los viajes hacia el fin del mundo
sobre lo que callamos y no diremos nunca
sobre ti y sobre mí en un departamento cálido
en una ciudad junto al mar Caribe
si acaso el beso aquel al salir de la cantina
fue la eternidad nuestra a las tres de la mañana
una historia tan simple como nada
viernes, 29 de enero de 2016
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